martes, 25 de septiembre de 2007

VADE RETRO, DI SEÑO!

Cuando alguien te tiene tirria nunca sabes a priori si le va a dar por acusarte de pijo o de arrastrao, pero puedes estar seguro de que te va a acusar de retrogrado. Ser retrogrado no es que te guste la moda popera retro, ni que tengas la cabeza fria varios grados por debajo del resto, que va. Retrogrado significa que tu cabecita se quedó parada en el pasado y no avanza con el ritmo debido. Según dicen lo mismo son retrógrados los fachas que cantan sevillanas que los comunistas anclados en el pasado que los señores rancios que los hipis desfasados. En fin que todos siempre, menos el que acusa, son retrógrados; él en cambio es moderno, actual. La tiranía de la modernidad.
Sevilla es un poco casposa por todos lados, así que aquí lo retro sale por demasiados poros. Pero si juntas concejales, dueños de periodicos, hosteleros y policias municipales, a veces la caspa desborda ligeramente. No ya por ellos, sino por sus ideas.

Dos mil quinientas sillas en la alameda, señora! Ya está aquí el veladórdromo! subvenciones para homologar las sillas, oiga! En fin ya no se sabe qué decir: ¿qué es más retrógrado, el diseño matatascas o las sillas de falso bulevar que quiere ponernos en la plaza? A saber.

Los bares de supuesto diseño llegan a ser cargantes y en el fondo son todos copias unos de otro, globalización a pequeña escala que vende mucho más que los bares de barrio (ojo, que -eso sí- las tascas se mueren de que no entra gente y el cutrebar del ikea está lleno). Pero las sillitas de falso mimbre en tono clásicosevillano van a tener su gracia.

En fin, que ni la Alameda ni la calle en sí misma es un problema, ni algo que haya que regular. La calle es pa usarla. No he dicho venderla, no, sino usarla. Habrá bares, habrá gente que se junta, o que juega, habrá quien pasa y quien vive ahí, pero eso es la calle: el único sitio de encuentro. Un bien común, no privativo. Mucho más real que el internet ese de los cojones. La manía de poner reglas a todo acaba por cargarse cualquier movimiento espontáneo. Las relaciones no se regulan, se crean día a día por la autogestión de la gente.

El futuro de la Alameda (que tampoco es el centro del mundo mundial) es ejemplo del mejor modo de cargarse la ciudad; no sólo la ciudad física, sino la humana: 1-quitas el albero porque un paisajista dice que la ciudad debe ser cemento y diseño. 2-Como eso trae botellon, mandas a la policia a pegarle a los chavales. 3-Como la gente protesta y presumo de ser de izquierdas monto bares en vez de botellon. Da igual que lo de los miles de sillas fuera un globo sonda (sonda como las que te colocan para cagar? por ahi nos dan?), un invento de los hosteleros representativos o una promesa del alcalde. La idea en sí es significativa.

Y entre medio parece que alguien tiene que decidir qué tipo de relaciones van a crearse en la plaza: decidir que la gente no se pare, o que paguen por estar en los bares, o que puedan o no jugar...en fin, lo de siempre, decidir en lugar de la gente en vez de abrir los espacios, mantenerlos como algo común y...dejar el uso en manos de la autorganización social.

Pero todo de diseño. Y quien diga que no (o que sí, quien opine, coño!) es otro retrógrado. Bienvenido al club.