jueves, 11 de enero de 2007

EL VACIE, LO PRIMERO

Mientras siga existiendo el asentamiento chabolista del Vacie Sevilla es una ciudad sin dignidad. La dignidad implica el respeto mínimo que merece íntimamente cualquier persona por el mero hecho de serlo; evidentemente quienes se ven obligados a vivir en El Vacie sufren unas condiciones de vida humillantes y degradantes que deben avergonzar a cualquier sevillano. Mucho más a quienes tienen, o han tenido, responsabilidades políticas y no han acabado con la indignidad.
Del Vacie no importan tanto los datos históricos y estadísticos como la realidad cotidiana. En todo caso, se trata del asentamiento chabolista más antiguo de Europa, que surgió a consecuencias de la primera urbanización masiva de nuestra ciudad, como paupérrima solución para quienes se iban quedando descolgados de esa evolución, principalmente gitanos que por cuestiones culturales y sociales se adptaban con mayor dificultad al nuevo modelo de ciudad. Desde hace más de cincuenta años diversas generaciones y familias se han ido superponiendo en el asentamiento sin que sus condiciones d evida mejoren. Mientras Sevilla entera iba avanzando y progresando, el Vacie siguió siendo una bolsa de tercer mundo dentro de la ciudad.
Hoy día, mientras se escribe este texto, hay personas en el Vacie andando descalza entre la basura, a quienes les muerden ratas mientras duermen, sometidas a violencia irracional y padeciendo enefermedades que creeríamos extinguidas. Los niños del Vacie están condenados a vivir en la miseria y la marginación toda su vida.
A lo largo de todas estas décadas las autoridades han hecho bien poco por el Vacie. Franco prometió solucionarlo, pero sólo consiguió edificar algunas viviendas de manposteria. Durante la Expo se pretendió terminar con el problema pero sólo se edificaron algunas caracolas malacondicionadas. Tradicionalmente los ayuntamientos de Sevilla han ignorado el problema y, si acaso, ha sido la Junta de Andalucía, en especial a través de ONGs quien más ha intervenido en aspectos como la escolarización de los niños.
En estos momentos la solución para el vacie está más cerca que nunca antes. El barrio recibe cierta atención médica y escolar y las autoridades públicas empiezan a plantearse que es necesario darle una solución. Precisamente por eso es el momento más delicado, porque cualquier solución no vale. No puede acabarse con el Vacie dando bolsas de dinero como se hizo con los asentamientos de Chapina, Torre Perdigones o Bermejales, porque eso no arregla nada. Los responsables municipales parece que están pergeñando un plan que, hecho en parte de cara a la galería, plantea muchas dudas: la normalización de los menores no pasa por construir una escuela en la que aislar a los chabolistas dentro del asentamiento; el necesario control policial no puede hacerse a costa de humillar a todos los habitantes, sin distinción; la estructura social del Vacie donde se juntan muy diversas familias sin una estructura social cohesionada hace inviable una solución basada en la construcción sobre el terreno; el realojo sólo puede ser individual, sometido a condiciones que se les exija a los beneficiarios y con un seguimiento social posterior.
En fin, que es ridículo hablar de una ciudad de ensueño yprogreso mientras tal indigniddad no se solucione, pero que cualquier solución debe hacerse afrontando los problemas con seriedad y, sobre todo, respetando a quienes sufren la miseria por encima de efímeros intereses electoralistas.