Volvieron a la carga. Parecen el ejército de Pancho Villa pero se creen que son el séptimo de caballería. Se ve que el ayuntamiento ha distribuido los famosos 70 equipos antidisturbios que tenía guardados a los policías de la Unidad de Intervención Nocturna (sí, es rigurosamentecierto, tenemos una unidad de intervención nocturna). Evidentemente, no saben manejarlos. No hace mucho el Sindicato Profesional de Policías Municipales de España se había quejado, a través de declaraciones de Manuel Bustelo, de la falta de medios y preparación de la policía local de Sevilla para aplicar la ley antibotellón. En el mismo sentido, su jefe directo, Rafael Alarcón, reconocía que no tienen formación ni medios para actuar como antidisturbios: “Nuestros agentes no tienen formación en el control de una masa de personas ni tampoco cuentan con los medios adecuados para actuar con eficacia.” (Diario de Sevilla, 24 de noviembre de 2006).
Sin embargo, Alfredo el represor manda a sus soldaditos de plomo, orgullosos de estrenar los cascos negros. Se pavonean por las calles de la Alameda. Vacían botellines de cerveza, arrancan carteles de la convocatoria contra la ley antibotellón, intimidan a quienes pasean por la calle. Las actitudes chulescas son inevitables; no dudo de que seguramente tengamos a la policía que como ciudad nos merecemos, ni más ni menos. Unos chicos cargados de hormonas buscando bronca. Con un par de cursillos de derecho que les dan en la academia se sienten capaces de pontificar dándole leccione sextravagantes a abogados reputados. Pero, hay que insistir, eso no es evitable ni denunciable. Así son.
Lo que sí es denunciable es cuando agreden, detienen o insultan a los ciudadanos. ¡Alfredo que no aprendes! Ya te hemos puesto dos denuncias penales, y este fin de semana van otras dos. Que la ley de seguridad ciudadana no les da competencias de orden público a los policías locales, que deben pedir el auxilio de la policía nacional, que el propio Tribunal Constitucional ha reconocido que no es necesario identificarse con el DNI, que no podéis detener a alguien por gritar consignas políticas. ¡Uf! Alfredo está nervioso por las elecciones. ve que desde la derecha piden soluciones y él se cree que lo que piden es sólo mano dura, y manda a sus policías a ramar jaleo donde menos falta hace, pero más se ve.
Resulta que el decreto de 28 de noviembre, previo a la aplicación de la ley antibotellón, no recoge la Alameda de Hércules entre las zonas acústicamente saturadas. La actuación d ela policía allí s eampara en una genérica alusión a "todas las calles del casco histórico" que parece un evidnete fraude de ley. Donde el Parlamento ordenaba especificar calles, Alfredo dice "todas".
¡Qué le contará Alfredo al juez y al fiscal? ¿Que se enteró por la prensa? ¿que la lucha contra el ruido es como la lucha contra el terrorismo, que todo vale? Me gustaría verlo.
